Mundo... ¿Virtual?

Tal vez por influencia nuestra, por simple casualidad, o por causas del destino, pudimos aterrizar aquella enorme fortaleza, donde los seis habíamos pasado varias experiencias, al borde de la muerte, donde habíamos pasado de ser desconocidos en un desierto a compañeros de batalla. Los enemigos que habíamos derrotado nos habían aportado mucho conocimiento y nos habían dado confianza, nuestros digimon se habían hecho más fuertes, por el simple hecho de batallar, o por la fuerte lealtad a su tamer y sus ganas de defenderlo. Ahora todo había terminado, y salíamos del castillo, con el agua hasta las rodillas, caminando hacia la playa.

-Pues... si. Shell Beach. ¿No?- Pregunté a Kyubimon, quien asintió con su cabeza. -Con respecto al resto del Digimundo... ni idea. Fui transportado a este mundo hace cuestión de una semana. Y solo conocí Ciudad Genbu y sus alrededores, y el enorme Noise Desert...- Tragué saliva recordando aquella mala experiencia. -... donde casi muero. Jajaja.- Reí al final, mezclando una pizca de nerviosismo con mi habitual despreocupación y gracia, cerrando mis ojos e inclinando un poco mi cabeza, rascandome la nuca con una mano. -Así que Seed. Un gusto conocerte, tanto a ti como a tu Labramon.- Finalicé las presentaciones, extendiendo mi mano para estrecharla con la suya.